Gloria Sanz Testón es profesora jubilada, Primer Premio de Ensayo “Conde de Campomanes” y socia fundadora de la Sociedad Cultural Gijonesa.

   La gratitud de Fernando VII hacia su pueblo es sobradamente conocida. Su regreso en 1814, supuso la salida para el exilio no solo de los llamados afrancesados, o sea colaboradores del gobierno francés, sino para aquellos liberales que habían luchado defendiendo el territorio contra aquellos y además habían elaborado un sistema de gobierno basado en una Constitución (1812), pensando en el regreso de su rey como El Deseado.

A Londres fueron a parar algunos de nuestros paisanos como D. Álvaro Flórez Estrada, procurador general del Principado. No le era desconocida la ciudad ya que había estado, en plena guerra, unos meses en 1810-11 durante algún tiempo y en ella había publicado tres de sus obras: Constitución para la nación española presentada a S. M. la Junta Suprema Gubernativa de España e Indias en 1 de noviembre de 1809; Introducción para la historia de la revolución de España; Examen imparcial de las disensiones de la América con la España, de los medios de su recíproco interés, y de la utilidad de los aliados de la España.

En mayo de 1814 fue condenado a muerte, así que D. Álvaro salió para Gibraltar y posteriormente para Londres antes de que pudiese ejecutarse tal sentencia.

El periódico editado en Londres, El Español Constitucional o Miscelánea de Política, Ciencias y Artes &c. se comenzó a publicar en 1818, el primer número ve la luz el 8 de setiembre de ese año y el último número de esta primera época es el número XXIV en agosto de 1820 por regresar a España sus editores y colaboradores ante el restablecimiento de las libertades constitucionales.  El periódico estaba dirigido por Pedro Pascasio Fernández Sardino, (autor del periódico gaditano de 1811 El Robespierre Español) y financiado por Álvaro Flórez Estrada. En el número I de este órgano de expresión publicó, en setiembre 1818, Álvaro Flórez Estrada su famosa Representación hecha a S. M.C. el señor D. Fernando VII, obra que envió al rey a través del Embajador en Londres, pero que éste le devolvió. En el número VII de marzo de 1819 aparece su Impugnación del decreto dado en Valencia el 4 de Mayo de 1814 dirigida a Fernando VII, páginas 469-85.[1]

En 1823, con la caída del régimen constitucional vuelve el segundo exilio y nuevamente Inglaterra es el país de elección de muchos exiliados. Allí regresara D. Álvaro Flórez Estrada.

En marzo de 1824 vuelve a editarse nuevamente El Español Constitucional dirigido por Pedro Pascasio Fernández Sardino y Ramón López Acevedo[2] y financiado por D. Álvaro Flórez Estrada. El periódico era mensual y constaba de 80 páginas. Ramón María López Acevedo,[3] catedrático de la Universidad de Oviedo, tenía también larga experiencia periodística iniciada en tiempos de guerra en el periódico El Correo Militar y Político, publicado en Castropol en 1810.

En marzo de 1825, el periódico recibió la siguiente carta que daría origen a la polémica entre D. José María de Calatrava[4] y Álvaro Flórez Estrada, que algunos autores desconocen y dudan de su autenticidad[5]. La obra consultada está en la Biblioteca del Museo Británico de Londres, pero no dudo existirán más ejemplares en otras bibliotecas. Pero veamos la carta:

Señores editores del Español Constitucional

Muy Sñrs. Míos: la notoriedad de los sucesos y el desprecio que merecen personas, como Sardino, me han hecho mirar con indiferencia las imposturas con que en dos números que he visto del periódico de Vds. Ha procurado denigrarme y denigrar a mis compañeros en el último ministerio constitucional de España, pagando de esta manera los beneficios que ha recibido de alguno de ellos; pero las calumnias que en el número de este mes se acaban de lanzar contra nosotros son de tal naturaleza, que me obligan a dirigirme una vez a Vms, para que, como lo requiere la justicia se sirvan publicar también esta carta en el mismo papel en que tan atrozmente se nos injuria.

Mienten una y mil veces cuantos han osado y cuantos osaren ofender la fidelidad del último ministerio, sacrificando a parcialidades, o a motivos más ruines, la verdad de los hechos más evidentes y notorios. Pueden los exministros haber sido desgraciados en sus esfuerzos; pueden no haber estado acordes en algunos puntos; pueden haber cometido desaciertos; pero ni han cometido los que se les han imputado, ni dejaron de hacer cuanto alcanzaron para llenar sus obligaciones, ni han cedido ni ceden a nadie en patriotismo.

Sabrán justificarse, si se les hiciere algún cargo, cuando oportuna y competentemente se pueda juzgar de su conducta. Los que entre ellos han estado o están en libertad d hablar en público, no han callado hasta ahora sino por creer que sus deberes les obligan al silencio. Nada me sería más fácil que confundir a nuestros detractores, y acaso llegará el día en que lo haga; están muy a mano las pruebas de los hechos principales, y se hallan presentes muchos y mui respetables testigos de todos los sucesos; pero una ventaja en la propia reputación a costa de la de muchos, y con otros inconvenientes, es de mui poca importancia para los hombres honrados.

Entretanto, Señores editores, tranquilo con el testimonio de mi conciencia y con el juicio de los dignos patriotas que se hallan bien enterados de la verdad, no daré otra contestación a los calumniadores de aquel ministerio. Triunfen por ahora, si quieren, de nuestro silencio, y prosigan ocupándose en disfamar, en atizar la discordia, y en desacreditar la misma causa de que se intitulan defensores; pero crean que se les conoce ya demasiado, y que sus imposturas no pueden deshonrar sino a ellos mismos.

B.L.M. de Ustedes, su atento servidor,

José Mª. Calatrava

Londres 23 de Marzo, de 1825

La contestación de Álvaro Flórez Estrada es del 17 d septiembre de 1825, y ocupa hasta la página 68, descontadas las dos páginas de Calatrava, son 66 páginas. El título es: CARTA del Excelentísimo Señor D. José María de Calatrava, a los EDITORES DEL ESPAÑOL CONSTITUCIONAL. Y LA CONTEXTACION QUE POR ENCARGO DE ESTOS HA DADO DON ALVARO FLOREZ ESTRADA.

Si había alguna duda sobre de quien era el periódico, en esta carta se resuelve cuando en la página 7 de la CONTEXTACION … escribe: “En prueba de mi sinceridad y deseos de que V. lo luzca en sus descargos, con la mayor prontitud ofrezco publicar en mi periódico cuantas observaciones me remita V. dirigidas a probar que mis conjeturas, en el todo o en parte no son fundadas, o que no son exactos los hechos”.

Dada su extensión me limitaré a señalar aquellos párrafos que considero más acordes con el motivo de este artículo.

En las páginas 19 y 20:

En toda Sociedad que acaba de salir del despotismo, la clase ms corrompida no puede ser otra que la que en el anterior régimen más directamente ejercía el despotismo y más participaba de su influencia, disponiendo casi a su arbitrio de la vida, honor y propiedad de sus conciudadanos, cuál era la encargada de administrar la justicia…” y sigue: “…La experiencia lastimosamente nos ha acreditado, durante el periodo de l revolución, que el principal manantial de donde ha salido el torrente de males públicos que han destruido todos nuestros esfuerzos por la libertad, no fue otro que nuestros corrompidos tribunales de justicia….

En la página 43:

Riego, el desgraciado Riego, rebosando en amor patrio y despreciando los continuos insultos y befas que le hacían los Modificadores, es decir, los altos Funcionarios, no desdeña solicitar lo que por tantos respetos se le debía haber concedido sin necesidad de indicarlo. A los pocos días de haberse instalado las Cortes en Sevilla les pide permiso para ser empleado en el ejército y para capitalizar su pensión a fin de emplear el importe en levantar y equipar algunos Cuerpos; pero ni aún con tal humillación ha podido conseguir el que se le permitiese hacer en favor de su Patria este esfuerzo por el que tanto anhelaba. Riego estaba más identificado que ningún otro Jefe militar con la causa de la libertad; por esto y por su probidad era el mas incapaz de hacerle traición; era el que gozaba de mayor prestigio a pesar de los continuos ardides de los Modificadores para desacreditarle; sus esfuerzos aun hubieran podido contribuir en gran manera a salvar segunda vez a su Patria: todas estas razones que le alejaban tanto de los Morillos, y de otros a quienes el Gobierno confiaba la salvación de la Patria, han sido el verdadero obstáculo para que no se echase mano de Riego.

Como podemos observar en estas líneas, las ideas políticas de D. Álvaro Flórez Estrada nos muestran a un asturiano ejemplo de ética y honradez, cualidades que deberían adornar al hombre de todos los tiempos y que la sociedad actual parece ignorar. Vayan pues como recordatorio y serenos, alegres, valiente y osados sirvan para recordar el Bicentenario del Trienio Constitucional.

Gloria Sanz Testón

[1] Luis Alfonso Martínez Cachero, Álvaro Flórez Estrada. Oviedo 1961. I.D.E.A.
[2] Vicente Llorens, en su obra Liberales y Románticos, editorial Castalia. 1979, refiriéndose a la segunda época dice que estaba dirigido por Manuel Mª Acevedo, primo de Flórez Estrada, pero este personaje era muy moderado y pasaría a vivir a Jersey. Ver Del Hierro y del Fuego, tomo II, Gijón. 2001.
[3] Gloria Sanz Testón, Liberales asturianos exiliados en Inglaterra 1814-1846, S.C.G., Gijón 1996, páginas 35, 86
[4] Alberto Gil Novales: Diccionario Bibliográfico de España (1808-1833).MAFRE 2010.
[5] En la edición de Constantino Suárez (Españolito), Flores Estrada. El Hombre. El Pensador. Las Obras, edición preparada por Rafael Anes Álvarez, Editorial Auseva S.A. Gijón 1992, página 210-11

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