Luis Miguel Álvarez Morales es Jefe del Servicio de Protección y Educación del Medio Natural del Ayuntamiento de Xixón.

En enero de 2021 se sustanció un cambio de importancia en la gestión del Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Un cambio en una doble vertiente: organizativa y de orientación.

En su vertiente organizativa, se asume de forma directa la gestión por parte del Ayuntamiento, a través de un servicio, el servicio de protección y educación del medio natural, adscrito a la Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad. Como es bien conocido, hasta este momento, la gestión venía realizándose a través de una empresa pública (en un primer momento, Jardín Botánico S.a. y posteriormente DIVERTIA S.A.). Este cambio de modelo, tiene implicaciones importantes por cuanto todos los procedimientos se ven sometidos directamente a las normas aplicables a cualquier departamento municipal, y la transición exigirá un importante y callado esfuerzo de adecuación.

Mayor repercusión debiera tener el cambio en la orientación, con unos objetivos que  explicaré a continuación.

Un equipamiento como el Jardín Botánico Atlántico de Gijón puede y debe cumplir varias funciones: esparcimiento y polo de atracción turística, investigación científica, educación ambiental, divulgación científica, escenario de actividades culturales e instrumento de conservación de biodiversidad. Todas ellas de enorme importancia, no solo para Gijón, sino para toda Asturias.

Sobre esto seguramente encontraremos un amplio consenso, y seguramente también estaremos todos de acuerdo en que el principal objetivo de gestión del Jardín Botánico para cada uno de los responsables en cada etapa es el de lograr un adecuado equilibrio entre las distintas funciones que he mencionado anteriormente.

En lo que pueden empezar a aflorar diferencias es en cómo podemos entender cada uno que se debe alcanzar dicho equilibrio. Porque a nadie se le debe escapar que con recursos humanos y presupuestarios limitados, en la configuración del equilibrio habrá que tener en cuenta de forma clara las prioridades, considerar qué actividades son plenamente compatibles con dichas prioridades y discriminar entre qué actividades solo pueden tener lugar en un entorno como el del Jardín Botánico y qué actividades pueden desarrollarse en otros escenarios.

La expresión de estas prioridades será lo que configure el proyecto que desde el equipo de gobierno se pretende desarrollar en esta nueva etapa que se abrió el 1 de enero pasado.

Por parte del equipo que actualmente tenemos la responsabilidad de la gestión de este espacio  tenemos claro que la prioridad de un jardín botánico que merezca tal nombre es albergar las colecciones de planta viva, el herbario y el banco de germoplasma, desarrollando una actividad científica en colaboración con las instituciones académicas. Porque esta es la base sobre la que se asentarán otras funcionalidades, y porque es lo que diferencia a un jardín botánico de un parque o un jardín convencional.

Esta prioridad que defendemos no solo debe orientar las decisiones que se tomen sobre las posibles actividades a desarrollar en el espacio, sino también orientar el destino de los recursos presupuestarios disponibles.

Por eso, desde el primer momento, trabajamos a través del convenio suscrito entre el Ayuntamiento y la Universidad de Oviedo en la configuración de un equipo científico que diseñara un proyecto de investigación durante los dos años que quedan de vigencia del convenio. Y tal proyecto se aprobó el pasado 15 de abril en la reunión de la comisión de seguimiento entre ambas instituciones, Merece la pena en este momento recordar los puntos principales de este proyecto que encuadrará la principal actividad científica a desarrollar desde el Jardín Botánico Atlántico de Gijón.

La actividad científica plasmada en el proyecto de investigación aprobado para los próximos dos años tiene una doble vertiente: una más académica, centrada en el estudio de los efectos del cambio climático en la vegetación cantábrica, y otra más orientada a servir de herramienta para la restauración y la conservación de la biodiversidad, desarrollando un papel de conservación ex situ y la posibilidad de participar en proyectos de restauración de hábitats amenazados.

Respecto a la primera vertiente, el Jardín Botánico Atlántico es un escenario excepcional sobre el que se puede realizar una monitorización que permita conocer los efectos del cambio climático en la diversidad vegetal cantábrica. Para ello, se trabajará en red con otros jardines botánicos europeos y se contará con la colaboración de la Asociación de Amigos del Jardín Botánico de Gijón, apostando por una iniciativa de ciencia ciudadana.

En su segunda vertiente, la actividad científica contribuirá a que el Jardín Botánico Atlántico se configure como un referente en materia de conservación de recursos naturales. Para ello, colaborará de forma estrecha con el Principado de Asturias en el seguimiento de especies amenazadas y de hábitats de interés comunitario, contribuyendo así a la transferencia del conocimiento botánico en la gestión de la biodiversidad. Asimismo, pretendemos potenciar el papel del banco de germoplasma como recurso de conservación ex situ y ponerlo a disposición de iniciativas de regeneración ambiental. Como marco de esta colaboración se ha firmado recientemente un protocolo de colaboración con la Dirección General de Medio Natural y Planificación Rural de la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado de Asturias que servirá como marco de regulación de esta actividad con la que desde el Jardín Botánico Atlántico se trascenderá el ámbito local, jugando el papel que le corresponde en el ámbito regional.

Una vez expuesto el contenido de la actividad científica, no dejaré de referirme a otros aspectos de gestión que se configuran como prioritarios en esta etapa. Mencioné anteriormente que, en mi opinión, la prioridad del Jardín Botánico Atlántico es albergar las colecciones de planta viva, el herbario y el banco de germoplasma. Para ello, será necesario intensificar las labores de mantenimiento y mejorar algunas infraestructuras.

Las necesidades de mantenimiento de un jardín botánico no son pequeñas. A las necesidades más elementales, comunes con cualquier parque o jardín, para que el aspecto sea el óptimo para el disfrute de visitantes, se suman las necesidades derivadas de conseguir que las colecciones que se exhiben sean coherentes desde el punto de vista botánico con el entorno que pretenden representar. En esta labor, el asesoramiento a proporcionar por el conservador, recientemente incorporado al equipo científico, será fundamental. En cualquier caso, destinar los recursos precisos para el adecuado mantenimiento de un equipamiento como el Jardín Botánico Atlántico, a través de los trabajos de jardinería, debe ser considerado como una prioridad absoluta.

En cuanto a infraestructuras y equipamiento, es necesario abordar una inversión que permita dotar al Jardín Botánico Atlántico de una ubicación digna para el herbario, que pueda ser consultado por estudiantes y científicos e incluso por los visitantes con mayores inquietudes botánicas, así como de una instalación adecuada para gestionar el banco de germoplasma. Ambos recursos deben consolidarse y crecer, potenciando la capacidad del Jardín Botánico Atlántico de ser herramienta de conservación y restauración ambiental y no solo museo vivo, y para ello resulta imprescindible contar con una instalación que permita su conservación, manejo y exposición en las condiciones idóneas. Estoy convencido que la exposición al público de estos recursos puede concitar un gran interés, por lo que se incluirá en la necesaria actualización de los espacios museográficos con los que cuenta el jardín y que con el paso del tiempo han podido quedar obsoletos

Siguiendo con el repaso de las distintas funciones que puede y debe asumir el Jardín Botánico Atlántico, merece también especial atención la educación ambiental. El  objetivo de gestión será potenciar al máximo este aspecto, manteniendo las actividades que se vienen desarrollando, como los campus de verano o los itinerarios educativos que se ponen a disposición de los distintos centros, e intensificando la celebración, durante los fines de semana, de talleres formativos en distintos aspectos relacionados con la naturaleza, la jardinería o la horticultura, como los que se desarrollaron durante el pasado mes de junio, con un notable éxito de público. Me refiero a los talleres de arte floral japonés, a las visitas guiadas ornitológicas, a los talleres de cultivo de cactus o las actividades relacionadas con el paisaje y la pintura. También a actividades que acogerá el jardín este verano, como los talleres de rastreo de fauna nocturna.

La actividad de divulgación será, por su parte, una consecuencia lógica de la actividad científica, y contando con la colaboración de distintas entidades, intentaremos que el Jardín Botánico Atlántico se convierta en un escenario de seminarios y congresos, como ya tuvimos oportunidad de hacer el pasado 25 de mayo albergando la reunión internacional del grupo de trabajo Stop Cortaderia.

Y, finalmente, me voy a referir a la función del Jardín Botánico Atlántico como escenario de actividades más directamente vinculadas al ocio y la cultura. Considerar que el Jardín Botánico Atlántico es fundamentalmente un escenario singular donde pueden desarrollarse todo tipo de eventos no hace verdadera justicia a este equipamiento. Considerar que esa es la principal vocación del Jardín Botánico Atlántico es, de alguna manera, devaluar el propio jardín, que tiene otras funciones que desarrollar, que solo un jardín botánico puede llevar a cabo y que por esa razón deben ser nuestra prioridad. Dicho esto, no pretendemos anular la actividad cultural en el jardín, sino acompasarla a los ritmos, los discursos y los espacios que deben prevalecer un equipamiento tan singular como el que nos ocupa.

En este sentido, pretendemos que la actividad cultural a desarrollarse en el Jardín Botánico Atlántico no sea únicamente compatible en el uso del espacio con la conservación de las colecciones, sino que además sea coherente con el mensaje de respeto medioambiental que queremos que inspire a los visitantes. Entendemos que otro tipo de actividades pueden desarrollarse en otros entornos más apropiados con los que cuenta la ciudad.

Son ambiciosos los objetivos y es enorme la ilusión con la que afronto el trabajo para alcanzarlos, con la imprescindible colaboración de todos los compañeros y compañeras que forman el equipo de trabajo no sólo del Ayuntamiento, sino de las empresas que están contratadas para distintas tareas que hacen que cada día pueda abrir este equipamiento para disfrute de los visitantes a los que tenemos el honor de acoger.

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