Javier Álvarez Vázquez es obrero (auto)ilustrado. Técnico de sonido, diseñador gráfico, repartidor de propaganda, camarero, comercial, y desde hace unos años empleado en la FSC CCOO Madrid. Quinta del 72, marxista sin comunismo a la vista para nada, comunista sin partido comunista a mano para nada, por lo tanto un Ronin o un Samurai sin señor, viejo rockero hasta el fin».

Erase una vez América…gestión fallida del Covid, disturbios raciales, desigualdad cada vez mayor, gran polarización social y política, Imperio en decadencia aunque aún no muerto ni vencido para nada,….¿alguien puede arreglar esto?. ¿Que queda del «American dream» y del «American way of life»?. ¿El trumpismo se impondrá de nuevo o los Demócratas recuperarán el cetro?. ¿Que supondría eso para USA y para las demás provincias del Imperio (léase el resto del mundo anglosajón o la UE es decir el IV Reich alemán)?. ¿Y respecto a la nueva guerra fría frente al Imperio ascendente, China?.

Un partido, el Republicano, implantado geográficamente en las pequeñas ciudades y zonas rurales de la parte central del país, en las zonas rurales y sureñas del Sun Belt, además del centro noreste y del Medio Oeste del Rust Belt (frente a la implantación geográfica en las dos costas y las grandes ciudades del Sun Belt de los Demócratas); y un partido, el Republicano, implantado socialmente en una parte del 1%, en el 10% más  o menos de la vieja pequeña burguesía (pequeños negocios con pocos o ningún asalariado) asi como en el sector de PYMES, y como no cada vez más en el más o menos 15% de viejo proletariado manual industrial y afines. Todos ellos y ellas (estas distintas clases y fracciones de clase republicanas) en su gran mayoría con la tez blanca.

Pero lo cierto es que hay una mayoría Demócrata estructural a nivel electoral en USA. Ya se vio con Obama, y con la misma Hillary Clinton, también muy probablemente se vea con Biden. De hecho sólo una institución contramayoritaria como el voto de los delegados de los Estados le dieron la victoria a Trump (por ejemplo en el Rust belt), pese a perder en voto popular total. ¿Pero cuál es esa mayoría electoral estructural que en voto popular y con otro sistema electoral daría casi siempre (y sin el casi) la victoria electoral a los Demócratas?, pasen y vean…

La nueva clase profesional y directiva asalariada

«La nueva y la vieja clase libran una batalla por el control sobre la maquinaria de la producción y la administración. Se trata de una batalla entre la clase que tiene la propiedad legal del modo de producción y laclase cuyo conocimiento técnico le proporciona cada vez más la posesión del modo de producción» Alvin Gouldner

Desde la propia USA a finales de los sesenta y primeros setenta con neoconservadores o afines como Kristol o Bell (recogiendo el testigo en los 30 y 40 de Burnham o Rizzi, aunque aún más atras en la genealogia de análisis de esta clase encontramos en el siglo XIX a Bakunin en sus discusones con Marx sobre la  posible nueva clase dominante en un Estado Socialista) pasando luego a otros de diversas escuelas y paises desde aquel momento hasta el presente, se ha analizado está nueva clase tanto en su composición, características, potencialidades socio-políticas, etc.: «Nueva clase/burguesía cultural» (Alvin Gouldner); «Clase de servicio» (Goldthorpe); «knowledge workers class» (Peter Drucker); «Nueva pequeña burguesía» (Bourdieu, Poulantzas); «Creative class» (Richard Florida); «Clase intelectual» (Enrique González Rojo); «New salaried educated middle class» (Oesch, Kriesi, Kistchelt); «Professional and managerial class» (Barbara Ehereinch y EO Wright); «Clase tecnoburocrática» (Bresser Pereira), «La Burguesía asalariada» (Zizek); «Burguesía bohemia o Bobos» (David Brooks, Christophe Guilluy).

Se puede sintetizar diciendo que el propio desarrollo de las fuerzas productivas desde el final de la segunda guerra mundial hasta ahora, ha puesto en escena a una nueva gran parte de la fuerza de trabajo asalariada cuya función en la división social y técnica del trabajo les confiere una posición estratégica en la misma, en cuanto median entre los propietarios de los medios de produccion y todas las demás clases, siempre al servicio de los primeros sin descartar el conflicto con ellos, y entre el Estado y todas las demás clases, siempre al servicio del Estado sin descartar el conflicto con éste o tal cual aparato o rama del mismo. Y eso debido a su cualificación acreditada estatalmente (universitaria), para con su conocimiento controlar y regular la producción y la reproducción social. Por ello, ellos y ellas son una fuerza productiva en si mismos, por el capital humano que aportan en su función estratégica, y más en la llamada «sociedad del conocimiento» y en el capitalismo «informacional/cognitivo» (son el «general intellect» de Marx en los «Grundisse» o «el trabajo complejo» en «El Capital»).

¿Pero qué fracciones la forman?. Básicamente tres: los socio-culturales o humanistas que trabajan en la formación y cuidados (sanidad, educacion, trabajo social), muy feminizado y con menos salarios, en el sector público o sin ánimo de lucro o regulado/financiado por el Estado; también los que trabajan en los medios, arte y cultura, en esta fracción hay un peso importante de millennials. Los científico-técnicos que se dedican a las profesiones STEM (en español ciencia, tecnología, ingenierías, matemáticas). Y finalmente la fracción administración-organización (economistas, publicistas, abogados, asesores financieros, altos directivos judiciales, militares y civiles del Estado, y directivos de la empresa privada). Estas dos últimas fracciones están más masculinizadas y con mayores sueldos además de un gran peso del sector privado en ellas.

En USA toda esta nueva clase (que supone aproximadamente 1/3 de la fuerza de trabajo) en sus diversas fracciones (con diferencias políticas hacía la izquierda o la derecha en temas económicos entre ellas, por otro lado, los socio-culturales más a la izquierda y los administración-organización más a la derecha con los científico-técnicos en medio, aunque en temas morales o de inclusión y apertura al exterior, piensan muy parecido) han pasado de ser un apoyo de los Republicanos a serlo muy mayoritariamente de los Demócratas en los últimos 30-40 años. Hasta el punto que algunos estudios les colocan como más del 50% del apoyo electoral de estos además de todos sus cuadros y dirigentes en todas sus corrientes, lo que ha llevado a que analistas críticos como Thomas Frank llegué a definir a los Demócratas como un partido de clase sí pero de esta nueva clase profesional y directiva asalariada.

Burguesía high-tech y Wall-Street

«Los burgueses socialistas considerarían ideales las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas y los peligros que encierran. Su ideal es la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan: la burguesía sin el proletariado» Karl Marx y Friedrich Engels

¿Es el 1% Republicanos que se reúnen para conspirar en la casa del señor Burns? La respuesta es que cada vez menos y en todo caso en las fracciones que se alimentan en lo que queda de industria, la energía, la construcción, el complejo militar/industrial…pero además de los Soros, Buffet, Bloomberg y otros gran burgueses, es en aquellos que tienen que ver con Sillicon Valley y afines, donde el apoyo de todo tipo a los Demócratas es aplastante.

De hecho según diferentes estudios, los grandes dueños y los CEO de las grandes compañías high-tech (Amazon, Microsoft, Alphabet, Uber, Tesla, Facebook…que no Oracle cuyo dueño es la excepción de gran burgués high-tech al apoyar a Trump), serían políticamente lo que en Europa occidental se conoce como social-liberal, es decir: nada de intromisión en los negocios por parte del Estado, defensa de la globalización, pero sí intervención y regulación del Estado para la provisión de ciertos derechos sociales (vivienda, sanidad) y por supuesto la educación, incluso cierta imposición fiscal progresiva; renta básica; a la vez en terrenos morales y de inclusión son antirracistas, apoyan el matrimonio del mismo sexo, el aborto, la apertura a la inmigración. Dicen las malas lenguas que su no hombre sino mujer en un posible gobierno Demócrata, sería la candidata a vicepresidenta Kamala Harris.

Pero no queda en la burguesía high-tech el apoyo del 1% a los Demócratas, también en Wall-Street se aprecia cada vez más el giro. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de Wall-Street?, pues hablamos de los llamados «Big Three», los tres grandes fondos: Black Rock, Vanguard, State Street. Estos tres fondos controlan una gran parte de las acciones de la bolsa de USA (y no sólo, sus tentáculos se extienden por el resto del mundo, que se lo digan al IBEX) y además intervienen activa y centralizademente en la gestión de esas empresas que cotizan en bolsa, como una especie de Gosplan capitalista.

En este sentido es muy reseñable la carta a los CEO de esas empresas, que escribe cada año el jerifalte de Black Rock, Larry Fink, a lo secretario general del Politburó capitalista, en la cual abogaba por invertir masivamente en energías limpias contra el cambio climático y en apoyar un capitalismo «stakehoder» frente a un capitalismo «shareholder». Es importante decir también que Larry Fink es considerado un donante de los Demócratas desde hace años y que se rumorea con la posibilidad de que fuera el Secretario del Tesoro en un posible gobierno Demócrata de Biden.

Viejo y nuevo proletariado

«De aquí que, por ejemplo, Bahro y algunos otros autores piensen que el tema crucial de todo pensamiento revolucionario político, el tema de quién es el sujeto o agente del cambio social, debía ser objeto de un cambio completo. Para tal autor, por ejemplo, hay que buscar el agente del nuevo cambio, de la revolución ecológico-social, por usar un término ya un poco consagrado, no en la clase obrera industrial de acuerdo con el esquema marxista, ni siquiera en las capas más desposeídas, desprovistas y explotadas, como en todo el conjunto de la tradición del movimiento obrero, incluida la anarquista, sino en la capa de los intelectuales en la producción, técnicos, científicos, e intelectuales humanistas críticos, apoyada todo lo más en los sectores más ilustrados de las clases trabajadoras. Mi opinión al respecto, que querría proponer sólo como base de discusión, es que esto es un pensamiento bastante superficial. Primero por un razón negativa: no es imaginable un agente de cambio social que por una parte es minoritario y por otra parte es en gran medida beneficiario de la situación existente. Y esto en mi opinión sin diferencias respecto del Este o el Oeste; quiero decir que la capa de los intelectuales en general y de los intelectuales técnicos más en particular no se puede contar entre los directamente perjudicados en un sentido clásico. Si alguien puede beneficiarse de los productos técnicos y al mismo tiempo rehuir sus peores consecuencias son capas sociales que incluyen por lo menos una gran parte de la de los intelectuales. Y en segundo lugar por una razón positiva: porque la clase social más productiva para la supervivencia es, en mi opinión, imprescindible para el cambio, de modo que niveo la posibilidad de hacer un cambio social importante sin la clase que más decisivamente aguanta la subsistencia de la sociedad. Claro que habría una posibilidad de obviar esas dos objeciones mías: la posibilidad de un poder despótico de esos intelectuales que forzara a las clases trabajadoras a seguir trabajando y al mismo tiempo a aceptar, en condiciones de dominación, una nueva austeridad, un nuevo tipo de cotidianeidad» Manuel Sacristán

Desde por lo menos el «New Deal» de Roosevelt hasta finales de los sesenta, la clase obrera manual industrial y afines fue la gran mayoria de la base electoral del Partido Demócrata. Es a partir de esos sesenta por motivos «culturales» con la aparición de los nuevos movimientos sociales (derechos civiles, feminismo, ecologismo, LGTB, pacifismo antimilitarista), potenciado por los motivos «materiales» de la automatización y las deslocalizaciones a partir de los ochenta, que hace que está clase obrera decrezca radicalmente en número, donde encontramos las raíces por las cuales la misma empieza a retirar su apoyo a los Demócratas para pasar a los Republicanos en un proceso pues que no empezó con Trump, que viene de muy atrás pero que con él se condenso en cierta manera. Son los estados del Rust Belt desindustrializados y de población blanca, las claves de su victoria en las pasadas presidenciales.

Pero no sólo de proletariado industrial, de la construcción, de la energía, y el transporte (que en total aún suponen un 15%, más o menos, de la fuerza de trabajo en USA), vive el proletariado realmente existente aquí y ahora, también vive del emergente y cada vez mayor en número proletariado de servicios. Y no me refiero al también viejo proletariado de servicios de las oficinas, administrativas y secretarias sobre todo o trabajadores de la banca («clerks», un 10% de la fuerza de trabajo aproximadamente), sino a un nuevo proletariado manual de servicios (que suponen un mas o menos 30% de la fuerza de trabajo) ocupado en la limpieza, la hostelería, el comercio, el cuidado de niños y ancianos ya sea en domicilios o en centros especializados, atención al cliente como los teleoperadores de call-center, operario de Amazon o conductor de Uber…mucho mas feminizado y multirracial (negros, hispanos) que el proletariado industrial, mucho menos organizado sindicalmente por las propias características de sus trabajos y con peores condiciones laborales y sociales además de peores salarios que el proletariado industrial, con mucho más peso de inmigrantes legales o ilegales que el proletariado industrial, y cuando votan (ya que pueden porque son nacionales y encima se registran) votan en gran mayoria, y en mayor medida que el proletariado industrial, a los Demócratas. Es éste nuevo proletariado manual de servicios, los más contagiados y afectados por el Covid en USA, no en vano eran y son los «esenciales».

¿Nuevo bloque histórico, nuevo capitalismo?

«Es el problema de las relaciones entre estructura y superestructuras el que es necesario plantear exactamente y resolver para llegar a un análisis justo de las fuerzas que operan en la historia de un período determinado y definir su relación. Es preciso moverse en el ámbito de dos principios: 1) ninguna sociedad se propone tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes o no estén, al menos, en vía de aparición y de desarrollo; 2) ninguna sociedad desaparece y puede ser sustituida si antes no desarrolló todas las formas de vida que están implícitas en sus relaciones. A partir de la reflexión sobre estos dos cánones se puede llegar al desarrollo de toda una serie de otros principios de metodología histórica. Sin embargo, en el estudio de una estructura es necesario distinguir los movimientos orgánicos (relativamente permanentes) de los movimientos que se pueden llamar «de coyuntura» (y se presentan como ocasionales, inmediatos, casi accidentales). Los fenómenos de coyuntura dependen también de movimientos orgánicos, pero su significado no es de gran importancia histórica; dan lugar a una crítica política mezquina, cotidiana, que se dirige a los pequeños grupos dirigentes y a las personalidades que tienen la responsabilidad inmediata del poder. Los fenómenos orgánicos dan lugar a la crítica histórico-social que se dirige a los grandes agrupamientos, más allá de las personas inmediatamente responsables y del personal dirigente. Al estudiar un período histórico aparece la gran importancia de esta distinción. Tiene lugar una crisis que a veces se prolonga por decenas de años. Esta duración excepcional significa que en la estructura se han revelado (maduraron) contradicciones incurables» Antonio Gramsci

Tres preguntas sobre esto:

¿Esta amalgama de clases y fracciones de clases, estas contradicciones en el seno del pueblo que diría Mao, que caracteriza al Partido Demócrata, puede tener un cemento ideológico-programático frente a la del Partido Republicano trumpista: nacionalismo económico junto al neoliberalismo sazonado con una moralidad conservadora evangélica además de rechazo a la inclusión de minorías raciales, sexuales,….?

¿Cuáles serían, siguiendo a Gramsci, Lenin o Mao, las «fuerzas motrices» (y dentro de ellas la «principal» y la «dirigente»), y «la masa de maniobra» de un nuevo y estable «bloque histórico» alrededor del Partido Demócrata como el que hubo con el «New Deal»?.

¿Como se incrustaria eso en el momento histórico en el que estamos potenciado por el Covid, y el lugar del mismo para USA?.

A la primera pregunta se podría responder que el compendio ideológico-programático que ha presentado Biden, llamado: «Build Back Better», intenta ser una síntesis de las diferentes corrientes que combatieron en las primarias demócratas y que ahora están unidas frente a Trump: se mantiene la ideología de defensa de un orden global liberal hegemonizado por USA, pero multilateral (frente a lo unilateral de Trump) dentro de la OMC, FMI, BM, y con el apoyo de los socios de la OTAN y la UE, pero para a la vez presionar más y mejor a China que el propio Trump; se mantiene la ideología liberal en lo moral respecto a los LGTB, el aborto, e inclusiva respecto a la inmigración y a la condena y el castigo al racismo; se favorece un mejor salario mínimo, la sindicalizacion, la ampliación del Obamacare en la salud así como el embrión de un sistema de cuidados a niños y ancianos; se subirán ciertos impuestos; se busca el apoyo de al menos una parte del Rust Belt a través de un plan reindustrializador «buy american» a la vez que se apuesta por una versión más light del «New Green Deal»,…para entendernos, está síntesis sería el equivalente a meter en una batidora a Ciudadanos, PSOE y Unidas Podemos en España.

A la segunda pregunta se podría responder que las «fuerzas motrices» de un nuevo «bloque histórico» alrededor del Partido Demócrata, serían: la Nueva clase profesional y directiva junto a la burguesía high-tech y Wall-Street. «Fuerza principal» por el número sería la nueva clase profesional y directiva, la «Fuerza dirigente» sería la burguesía high-tech y Wall-Street, es decir el anterior sería la aliada subordinada de está última. Queda «la masa de maniobra», que diría Gramsci, la cuál sería todo el nuevo proletariado manual de servicios con al menos una parte del viejo proletariado manual industrial y afines del Rust Belt.

A la tercera pregunta se podría responder que el actual momento histórico se caracteriza por un lado en lo que el marxista del sistema-mundo, Arrighi, con sus estudios sobre las diversas potencias hegemonicas en la historia del capitalismo, llama: «fases de crisis y colapso hegemónico», y por otro lado siguiendo a la venezolana neoschumpeteriana de izquierda, Carlota Pérez, con sus estudios sobre las ondas y revoluciones tecnologicas en la historia del capitalismo, llama: «turning point». Un Rubicón en donde desemboca una larga etapa de «destrucción creativa» que fue desde principios de los setenta hasta principios del siglo XXI, y el cual dura (este «turning point») desde el 2002-2003 hasta ahora, en donde ha llegado a un clímax con el Covid, y en donde hay que poder dar soluciones «socio-institucionales» nacionales e internacionales al conjunto dado de nuevas fuerzas productivas. Tal como se dio tras el «turning point» de los treinta y la segunda guerra mundial, que vino después de la «destrucción creativa» de los diez y veinte, dando lugar a la «edad de oro» de los cuarenta, cincuenta y sesenta con las fuerzas productivas de ese momento. De hecho Gramsci en «Americanismo y fordismo» ve muy bien las bases de esa «revolución pasiva» que fue esa «edad de oro» de los cuarenta, cincuenta y sesenta. Por lo tanto, solo puedo responder a esta tercera pregunta a su vez con preguntas:

¿Sería la solucion «socio-institucional» para USA una «revolución pasiva» hacía una nueva onda de acumulación capitalista, la de un nuevo capitalismo socio-liberal, verde, morado, arco iris, digital, con flexiseguridad a lo nórdico, a través de un «Estado emprendedor e inversor social», que son junto al capitalismo de estado -del Partido Comunista- chino, los que más y mejor soluciones «socio-institucionales» (relaciones sociales de producción, políticas, ideológicas, jurídicas es decir una conjugación virtuosa entre infra y superestructura) tienen para desarrollar el conjunto dado de fuerzas productivas (NTIC, energías renovables, biotecnología, IA y robótica,…) como lo tenían los nazis y fascistas alemanes e italianos, el «New Deal» de los Demócratas de Rossevelt en USA, el comunismo stalinista soviético, y las socialdemocracias nórdicas, en el «turning point» de los 30 y 40?.

¿Eso es lo que sería el cemento ideológico-programático de una posible presidencia de Biden y una base material para un nuevo «Bloque Histórico» Demócrata que sí podría hacer a «America great again»?.

¿Tiene eso que ver con el Plan de Recuperación de la UE, de cara a un IV Reich reformado y aliado de una USA de Biden, todos ellos frente a China en una nueva guerra fría que se va a dar con o sin Trump?.

China, China, el Imperio del Medio, esa es otra historia, para otro capítulo…

«Igual que no caben dos soles en el cielo, no caben en la Tierra Darío y Alejandro» Alejandro Magno

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