Antonio Valle es socio de la Cultural Gijonesa

Poca o ninguna atención están prestando los medios de comunicación españoles, y diría que europeos, sobre el desenlace de la coyuntura que suponen las elecciones generales que se celebran en Brasil, las cuales, tal como analizaremos, presentan al menos dos aspectos, uno económico, el otro medioambiental, cuyo alcance es global, lo que quiere decir que nos afectan directamente.

En este proceso electoral brasileño serán elegidos: presidente y vicepresidente de la República (1ª vuelta), 1/3 de los senadores, todos los diputados del Congreso Nacional; también se eligen los gobernadores y vicegobernadores de los estados (1ª vuelta) y los diputados de las Asambleas Legislativas Estatales. No obstante, su elemento fundamental, por ser el que decidirá la futura estructura sociopolítica del país, es el resultado de la elección del Presidente de la República.

Todas las encuestas que han aparecido hasta la fecha confirman que la única candidatura que tienen posibilidades de vencer en primera vuelta es la del movimiento de centroizquierda de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) (oscilando entre el 42 y 47 % en intención de voto) y la de pasar a segunda vuelta, la de la extrema derecha de Jair Messias Bolsonaro (PL) (26 a 34 %). Los siguientes candidatos, Ciro Gomes (PDT, integrado en la Internacional Socialista) (6 a 8% en intención de voto) y Simone Tebet, del MDB (centroderecha) (3 a 5%,) no tienen la menor posibilidad ni de pasar a segunda vuelta. Ello significa el naufragio de la denominada Tercera Vía, defendida por los grandes medios de comunicación (Globo, Estadão, Folha de São Paulo, etc.) y por las principales fuerzas económicas neoliberales, quienes intentaron su implantación social utilizando la falacia de que la polarización que representan las candidaturas de Lula y Bolsonaro resultaba negativa para la estabilidad de Brasil.

EL HUNDIMIENTO DE LA TERCERA VÍA

La Tercera Vía estuvo vinculada inicialmente al exjuez Sergio Moro[1] (denominado pato de Maringá, por su timbre de voz y lugar de nacimiento) obteniendo como resultado un estrepitoso fracaso, siendo por ello trasladada ahora a Simone Tebet (MDB), ya con la única intención de contener el voto a Lula, provocar una segunda vuelta y, de regalo, obtener una composición parlamentaria más volcada hacia la derecha neoliberal.

Mención aparte y un comentario ajustado presenta el caso de Ciro Gomes, porque demuestra cómo el dogmatismo y el odio (fue ministro con Lula), en el campo de las izquierdas, siempre acaban por llevar el agua al molino de la derecha, en este caso al de la extrema derecha. Y es que, si bien sus descalificaciones personales a Lula, ya de por sí son bochornosas y tramposas, su argumentación “política”, realizada incluso en el debate televisivo (28/8), con Bolsonaro presente, de que el gobierno genocida y antisocial de Bolsonaro es consecuencia directa de la corrupción del PT y de Lula, confirma lo afirmado.

Es en el contexto de la Tercera Vía en el que hay que analizar el papel que han asumido los grandes medios de comunicación (sobremanera los informativos de las principales televisiones), el cual puede ser considerado de muchas maneras excepto de la de actuar con objetividad. Han ocultado o, en el mejor de los casos, difuminado, tanto las nefastas consecuencias del desgobierno Bolsonaro, cuanto las consignas anarcocapitalistas que permanente utiliza (del estilo “¡el pueblo armado jamás será esclavizado!), los lugares donde las hace (concentraciones y marchas de iglesias evangélicas, paradas militares..), sus llamamientos a que las Fuerzas Armadas jueguen un papel claramente inconstitucional en las elecciones[2] y sobre todo, la forma que utiliza, que no es otra que la de emplear dinero público. Pero es que, además, el carácter inconstitucional y delictivo de muchos de estos actos, entre ellos la corrupción del clan Bolsonaro (incluida la adquisición de 107 inmuebles, 51 de ellos comprados en mano, solo destapada hace unos días por el canal UOL), han permanecido fuera del radio de acción, tanto del Fiscal General del Estado (Augusto Aras), como del hasta hace poco Presidente del Tribunal Superior Electoral (Luiz Edson Fachin), y veremos del recientemente elegido, A. de Moraes), quienes se han plegado a la estrategia de Bolsonaro, consistente en el desprestigio y consiguiente debilitamiento de las instituciones republicanas, tal como veremos más adelante.

LAS DOS TRAYECTORIAS QUE SE PRESENTAN COMO POSIBLES

Hemos de entender que todo sistema social es un sistema no lineal, complejo, dinámico y que incorpora la dimensión cultural[3]. Por ello, el término más adecuado que define la coyuntura que forzosamente se ha de resolver a partir de las elecciones que se inician el 2 de octubre en Brasil, es el de bifurcación. Porque en un sistema social, la bifurcación es un punto de inestabilidad que aparece cuando el sistema alcanza un punto crítico que pone en peligro su pervivencia, abriéndose camino solo dos opciones que se presentan con distinto grado de probabilidad electiva[4], según aparezcan configuradas en ese momento sus características socioeconómicas: correlación de fuerzas en las relaciones distribuidos de poder[5], hegemonía ideológicocultural, integración en el espacio geopolítico global, etc. En este caso, la bifurcación presenta dos posibles trayectorias: Primera. La que produce la funcionalidad del sistema reajustando su “diseño presente”, representada por el neoliberalismo radical en forma de anarcocapitalismo de Bolsonaro. Segunda. La que se ofrece como el inicio de un proceso adaptativo de transformación gradual del sistema (cambios cualitativos en la estructura), lo que significaría el desarrollo tanto del Estado Democrático de Derecho como del Estado de Bienestar Social, en una fase que se podría definir como de liberalismo regulado, siendo esta trayectoria la que representa la candidatura Lula-Alckmin. Además, esta segunda vía también abriría la opción de que posteriormente se pudieran realizar transformaciones más profundas, siempre que en su horizonte estratégico fueran introducidas ideas fuerza cuyo desarrollo gradual necesitaría plasmar no solo las alianzas políticas y los acuerdos sociales adecuados, sino también la utilización de formas de democracia ampliada[6] (que son formas de democracia participativa, deliberativa y directa que surgen de la propia actividad de los movimientos y organizaciones sociales, de las luchas reivindicativas y que son incorporadas a la propia democracia representativa). Adelantemos ya que, ello significa que, caso de victoria, el gobierno Lula-Alckmin debería moverse en un campo minado por el proceder histórico de los fugaces y corrompidos partidos políticos brasileños (la mayoría de ellos aglutinados en el denominado centrão), compuestos en casi su totalidad por políticos sin el menor compromiso con algún contenido programático homologable ideológicamente.

1. TRAYECTORIA QUE SIGUE EL MODELO BOLSONARO

El modelo sociopolítico que ha venido desarrollando Bolsonaro, en sus cuatro años como presidente, ha sido descrito por el filósofo brasileño Paulo Ghiraldelli, como asentado en dos pilares[7]: Primero. Un programa económico de neoliberalismo extremo, unido a medidas privatizadoras radicales, tendiendo hacia un sistema social mucho menos reglado por la Constitución de 1988. Segundo. Un programa político basado en la distopía del anarcocapitalismo, defendida en EE.UU. por Steve Bannon, y cuyas “ideas” fueron copiadas, introducidas y divulgadas en Brasil por Olavo de Carvalho (1947-enero 2022).

Bolsonaro pactó que el programa económico neoliberal fuera implementado por Paulo Guedes, un viejo alumno de la escuela de Chicago, poseedor de poca formación académica y carente de experiencia en la administración pública, quien lo construyó sobre la base de cuatro reformas[8], (presentando todas ellas el denominador común de los recortes y pérdida de derechos de trabajadores y ciudadanos), junto a un agresivo componente de privatizaciones (siendo la de Eletrobras y el asedio a Petrobras las más reseñables) y potenciación del sector del agronegocio y la mineración en el Amazonas y Mato Grosso, lo que implica el aumento exponencial de la deforestación (con ocupación de tierras demarcadas) y el acoso (incluido el asesinato) de indígenas (¡ni un metro cuadrado de tierra para los indígenas!, afirmó Bolsonaro).

Este modelo político de Bolsonaro, se basa en la distopía del anarcocapitalismo, que pretende el absurdo de alcanzar la libertad individual por encima de todo, incluso de las normas sociales[9], y que tiene como horizonte estratégico un sistema en el que el comando social es realizado por las milicias[10] y el comando moral (basado casi siempre en el pánico moral) por las iglesias evangélicas, quedando el sistema democrático distorsionado por la coacción que se realizaría a través de estos dos componentes. A partir de ahí, ya comienza a ser comprensible el objetivo de la campaña de Bolsonaro contra las urnas electrónicas, cuya utilización dificulta enormemente la coacción. Para ello se ha servido de la falacia de que son manipulables por lo que se declara a favor del voto impreso, a través del cual la coerción ejercida por los milicianos, incluso dentro del propio local electoral, sería enorme. Pero este modelo político de libertad individual por encima de normas y leyes, cuya metáfora es la ofrecida por el lejano Oeste, exige desarrollar previamente una fase que consiste en la aplicación de un grado suficiente de desprestigio y corrosión de las instituciones del Estado, labor a la que se ha dedicado Bolsonaro con fruición en sus cuatro años de desgobierno. La lista de objetivos de este tipo de acciones es interminable, así que se exponen solo unos pocos que de por sí ya resultan significativos, al afectar a instituciones clave de la República:

– Artur Lira, Presidente de la Cámara de Diputados. De él depende dar curso al procedimiento de destitución del Presidente de la República (impeachment). Ha recibido más de 150, siendo la respuesta el silencio,[11] y ello a pesar de que una de las peticiones se basa en el demoledor informe elaborado en la Comisión de Investigación Parlamentaria (CPI), por la responsabilidad de Bolsonaro en la gestión de la Covid-19[12] que incluye la comisión de crímenes contra la humanidad, un informe que también fue presentado ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.

– Augusto Aras, Fiscal General del Estado (PGR). Es quien recibe las conclusiones de toda CPI, pudiendo promover la responsabilidad civil y criminal de los infractores. Recibió el informe de la CPI de la Covid-19. No ha movido ni un dedo.

– Ministerio de Sanidad. Actuó contra el sistema público de salud (SUS) e incluso contra la vida de los ciudadanos (como botón de muestra, basta ver las medidas adoptadas ante la Covid-19).

– Ministerio de Educación y Ciencia (MEC). La política educativa del gobierno Bolsonaro, se ha dirigido constantemente contra la educación pública, bajo la falsa acusación de adoctrinamiento. Siendo ministro el pastor evangelista Milton Ribeiro[13] y por orientación de Bolsonaro, se constituyó el ministerio paralelo, cuya misión consistía en que varios pastores evangelistas, tras recibir la correspondiente mordida, negociasen con alcaldes el desvío de partidas de dinero del MEC hacia los municipios. Ribeiro pasó unos días preso y está a la espera de juicio.

Centrão. Conjunto de partidos políticos de extrema derecha, relacionados con las iglesias evangélicas, el agronegocio, los intereses locales y todo lo que deambula en ese entorno…, eso sí, siempre con el fin de obtener ventajas y privilegios. Pese a sus afirmaciones en la campaña electoral que lo encumbró a la Presidencia, Bolsonaro lo acabó convirtiendo en determinante para mantenerse en el poder, entregándole el control del denominado presupuesto secreto (figura que permite enviar, sin el control necesario, miles de millones de euros de recursos públicos a reductos electorales afines.

– FUNAI (Fundación Nacional del Indio). Es el órgano del gobierno para proteger las tierras indígenas demarcadas y evitar en ellas las actividades ilegales. Con la llegada de Bolsoraro[14] casi todos sus trabajadores fueron sustituidos por milicianos y expolicías militares, los cuales comenzaron a hacer todo lo contrario de lo que marca la ley, incluido el “asesinato ejemplarizante”, como es el caso del periodista inglés Dom Phillips y del experto indigenista brasileño Bruno Pereira (quien había abandonado la FUNAI, ante la imposibilidad de realizar allí su tarea).

– Una de las últimas salidas de pata de banco de Bolsonaro como presidente, consistió en reunir a unos 70 embajadores para comunicarles que las urnas electrónicas utilizadas en las elecciones brasileñas no son fiables, por lo que, de no implantarse una auditoría por parte de las Fuerzas Armadas, en los resultados del 2 de octubre habría fraude, en definitiva, que dichas elecciones no serían homologables. Como estrambote añadió que algunos jueces del Tribunal Supremo Federal y del Tribunal Superior Electoral conspiran contra él. Los delitos cometidos en este acto son varios, llegando incluso al de alta traición. De estar este acto filmado en blanco y negro, el final del mismo podría pasar por ser una escena más de la película Deus e o Diabo na Terra do Sol (1964) de Glouber Rocha. Bolsonaro termina la alocución; de pie en el atril, espera los aplausos de los embajadores, sin embargo, no se produce ni el menor movimiento. Angustiado, con el dedo índice de la mano izquierda, apoyada en el atril, hace un desesperado gesto hacia algún asesor que queda fuera de cámara. Pasan unos segundos, recibe la indicación lógica, levanta el pulgar en el típico gesto de OK y vuelve a dar por terminado el acto. Pasa por delante de los embajadores, y nuevamente ninguno de ellos le presta atención, ni recibe cumplido alguno…nada de nada. Su valoración estaba clara. Pero la bofetada más dolorosa que recibieron Bolsonaro y los suyos fue la del propio gobierno de EE.UU., al afirmar que las urnas electrónicas brasileñas no solo son seguras y no resultan accesibles a los hackers (no están conectadas a Internet) sino que deberían servir de modelo para otros países.

Finalizaremos este apartado exponiendo un elemento muy importante a tener en cuenta, cual es el pensamiento del ideólogo del movimiento político que representa Bolsonaro. Esta persona es Olavo de Carvalho. Una persona carente de formación académica, lo cual no es ninguna característica determinante en cuanto a su capacidad intelectual. Lo que sí resulta definitivo son sus ideas, alejadas de toda racionalidad científica: terraplanista, negacionista del cambio climático, antivacunas, contrario al sistema de sanidad público (en Brasil y en EE.UU.), y un tan largo etc. en esta línea bruta, que mejor dejarlo aquí. Su único “mérito” fue el de introducir en Brasil las ideas del anarcocapitalismo de Steve Bannon. Eso sí, todo ello, complementado con una altura ética y moral al nivel de su talla intelectual. Cuando enfermó de cáncer en EE.UU., al no disponer del dinero suficiente para el tratamiento en un hospital privado en el país de los sueños, utilizó su amistad con Bolsonaro para, entrando subrepticiamente en Brasil, ser tratado en el sistema sanitario brasileño…volviendo a salir por la puerta de atrás ¿a cargo de quién? La clave del tipo de pensador que era Olavo de Carvalho nos la ofrece Filipe Vilicic. Al entrevistarlo para la derechista revista Veja y tratando de elogiarlo afirma: “Ya en los libros que escribió en los años noventa usaba una manera de comunicarse del estilo de WhatsApp o Twitter. Con frases muy cortas y directas, conceptos básicos del tipo de los que se viralizan hoy en las redes y muchas, muchas fake news. Es una especie de youtuber de la filosofía instantánea”. Definitivamente, ya sabemos el tipo de amor al saber que practicaba Olavo de Carvalho.

2. TRAYECTORIA A SEGUIR POR LA CANDIDATURA LULA-ALCKMIN

En estos momentos el borrador del programa electoral Diretrizes para o Programa de Reconstrução e Transformação do Brasil [15] que presenta la candidatura Lula-Alckmin, se encuentra en fase de debate y modificaciones. Es evidente que el objetivo del presente apartado no es el de analizar pormenorizadamente los contenidos de dicho programa, sus virtudes y deficiencias, sino el de valorar si contiene los elementos suficientes para constituir una trayectoria divergente a la de Bolsonaro, considerar las fases que dicha trayectoria debería seguir, concretar el aspecto esencial a considerar en algún punto y exponer algunas indefiniciones y ausencias que pienso resultarían fundamentales en toda estrategia de transformación social.

En el apartado anterior se ha expuesto la realidad sociopolítica en la que se encuentra Brasil y por la que se encaminaría caso de darse el triunfo electoral de Bolsonaro, La primera consecuencia que de ello se desprende, es que, de ganar las elecciones, las tareas inmediatas a las que se tendría que enfrentar el gobierno Lula serían las de abordar la reorganización institucional[16], la recuperación de los derechos de los trabajadores y la restauración de las medidas sociales (33 millones de brasileños/as pasando hambre resultan insoportables para cualquier opción de izquierdas).

En el preámbulo del borrador de programa queda recogida la afirmación de “trabajar por la victoria electoral, pero, sobre todo, por un proyecto que reconstruya el país en el presente y lo transforme en el futuro”, así como el instrumento a utilizar, el frente de fuerzas democráticas y progresistas. Ambos elementos son correctos y adecuados a las tareas a desarrollar. Ahora bien, teniendo en cuenta que se trata de asegurar la fase de reconstrucción de la trayectoria, habría que hacer dos consideraciones: Primera. Una vez comenzada la legislatura, todo parece indicar que resultará imprescindible ampliar alianzas, acuerdos y consensos, y ello tiene la condición de que habrá de hacerse excluyendo a la mayoría de los partidos del denominado centrão. Segunda. Las medidas a adoptar deberán tomarse consensuadamente y sin indecisiones y errores, como forma esta de garantizar la necesaria explotación del éxito que evite que se produzcan puntos débiles que permitirían el contraataque por parte del bolsonarismo. Esta es la manera de mantenerlo arrinconado.

Pasemos ahora a analizar alguno de los componentes esenciales de la trayectoria. En los apartados 51, 52 y 53 se especifican los mecanismos económicos a utilizar, de cuya correcta aplicación e intensidad dependerá que se pueda alcanzar un nuevo punto de equilibrio entre gastos e ingresos que permita desarrollar los objetivos sociales propuestos en diferentes apartados, quedando el conjunto de todo ello englobado en el concepto de Estado de Bienestar Social. Su defensa aparece recogida en el apartado 11, y sus concreciones (Asistencia Social, Sanidad, Educación, Cultura…) en diferentes apartados (18, 20, 23…). Tales mecanismos son los clásicos y resultan correctos desde la perspectiva de la izquierda transformadora: 1. Romper el techo de gastos (una de las máximas mantenidas durante mucho tiempo por el neoliberalismo y asumido en Brasil como política de gobierno desde que Fernando Henrique Cardoso asumiera la presidencia en 1995). 2. Nuevo régimen fiscal. 3. Reforma tributaria de carácter progresivo. El documento también plantea fortalecer y modernizar la estructura productiva por medio de la reindustrialización de nuevos sectores (apartado 61) y de aquellos asociados a la transición hacia la economía digital y verde, elevando la inversión pública y privada y reduciendo el coste de los créditos (apartado 62). En el apartado 13 se recoge la necesidad de elaborar una nueva legislación laboral que contendrá una amplia protección social a todas las formas de ocupación (la realizada en España ya ha sido tomada en consideración por el PT).

Pero, el documento, también presenta indefiniciones y ausencias de componentes que resultan realmente importantes para el desarrollo de la idea fuerza presentada en el frontispicio: ser un programa que permita transformar Brasil para el futuro. Por ejemplo, no recoge la aplicación de la Renta Básica Universal, aprobada por ley en 2004, en el primer gobierno Lula y que nunca fue desarrollada. Esta es una ausencia importante, porque la Renta Básica Universal en la “sociedad digital” ya no debe ser entendida solo como una prestación asistencial estatal, generalmente condicionada a los ingresos y basada en los Derechos Humanos, sino como parte de los Nuevos Derechos de Ciudadanía derivados de la actividad de la “ciudadanía conectada” (redes sociales, webs, internet de las cosas, etc.) y la consiguiente creación de información (Big Data)[17], la nueva materia prima de la Era Digital monopolizada por las grandes corporaciones tecnológicas, parte fundamental en la actividad productiva capitalista. Es decir, la Renta Básica Universal es un derecho contractual de la ciudadanía al igual que el salario es un derecho contractual de los trabajadores. Esta misma perspectiva, es defendida en Brasil por Paulo Ghiraldelli: “En la fase de capitalismo financiero, la plusvalía social apropiada por el capital no se produce solamente durante la jornada de trabajo, sino en cada momento del día, al estar la persona conectada a Internet o simplemente con el móvil en el bolsillo, de manera que la Inteligencia Artificial produce saberes que fluyen por la red, los cuales son apropiados por determinadas empresas y transformados en productos inmateriales (intangibles) rentables”.[18] En definitiva, se trata, por tanto, de una conquista política, cuya modulación dependerá de las posibilidades, potencialidades, y relaciones de fuerza presentes en la sociedad brasileña.

Más preocupante es el hecho de que el borrador de programa recoja solo de forma genérica un componente fundamental como es “la construcción de nuevas instancias de participación popular directa para asegurar una mayor implicación social” (apartados 108 y 109). Y ello, porque el cumplimiento y la aplicación en los lugares adecuados de estas nuevas instancias de democracia ampliada, cuya forma es la democracia participativa, que se complementan e incorporan al sistema de democracia representativa, será quien permita que las reformas puedan superar el marco del liberalismo y pasen a formar parte del gradualismo transformador.[19] Por ello, sería conveniente que el programa acabe recogiendo de manera específica, al menos, una forma concreta de democracia ampliada cual es la democratización de la economía en la empresa, tanto en el sector público como en el sector privado, es decir, el derecho que tiene el trabajador a participar en su gestión.[20] Un derecho basado en el hecho de que el trabajador también aporta capital, haciéndolo cada vez más en forma de trabajo intelectual y menos en forma de trabajo físico. La democratización de la economía podrá presentar una fase inicial en forma de cogestión, tanto en la empresa privada como en la pública, pudiendo evolucionar posteriormente en la empresa pública hacia formas de autogestión.[21]

Pero, no podemos olvidar que un sistema social no es un sistema aislado (en cuyo caso, el incremento de entropía sería permanente),[22] sino un sistema abierto, adaptativo, que, como todo sistema complejo, dinámico, controla su entropía evolucionando en el límite del caos, haciéndolo a través de bifurcaciones como la analizada en el presente artículo, y presentando la particularidad de que en dicha evolución interviene la acción consciente del sujeto social[23]. Es decir, las relaciones que el sistema mantiene con su entorno le obligan a desenvolverse lejos del equilibrio. Todo esto implica, que el sistema social se mueva sobre dos piernas: 1. El sistema socioeconómico interno. 2. El sistema de relaciones político-económicas con el exterior. Además, ambas se relacionan e influyen entre sí de manera compleja, por lo que la trayectoria que sigue la evolución del sistema depende de su ajuste.[24] Llama la atención, pues, que el componente de las relaciones comerciales de Brasil, cuyo carácter estratégico y fundamental acabamos de definir, aparezca en el programa de manera difuminada bajo una formulación genérica que no especifica finalidad: “fortalecer Mercosul…y establecer las colaboraciones que resulten más adecuadas para el país” (apartado 101). Porque la izquierda brasileña debe comprender el papel estratégico que, por su dimensión económica, demográfica, geográfica e incluso ecológica, le corresponde asumir a Brasil, en cuanto a establecer una estrategia de desarrollo del comercio bilateral y multilateral con países afines del espacio latinoamericano, con el objetivo de implementar progresivamente una gran unidad comercial[25], que conforme una masa crítica capaz de tener un peso específico en la economía globalizada. Una estrategia que le permitiría ir moviéndose con menor dependencia entre los diferentes focos económicos neoliberales, así como aumentar su influencia en los BRICS y potenciar su buena posición en la relación comercial y política con la Unión Europea (Portugal y España son un buen enganche). En definitiva, asentar la trayectoria que ha de servir para desarrollar internamente el Estado de Bienestar Social, una fase necesaria para poder evolucionar posteriormente hacia una sociedad capaz de hacer disminuir permanentemente la desigualdad social.

Pasemos ahora a analizar un asunto enormemente delicado, en Brasil y en el mundo entero, que es el referido tanto al papel como a la configuración general que deberían adoptar las Fuerzas Armadas y la Policía Militar, lo cual significa abordar las reformas que sería necesario introducir en ambos cuerpos. A este respecto, el borrador de programa dice escuetamente, que: a) “Las Fuerzas Armadas cumplirán estrictamente lo establecido en la Constitución (apartado 103) y que “es necesario superar el autoritarismo y las amenazas antidemocráticas” (apartado 104). b) “Se realizarán reformas para ampliar la eficiencia del Sistema de Seguridad, modernizando las instituciones” (apartado 32). Pero, bien sea por estrategia electoral, bien por ambigüedad calculada, no se aborda lo sustancial, es decir, el porqué y el cómo. Porque, lo primero que deben entender los militares brasileños, es que ni son, ni nunca fueron cuarto poder, es decir, poder moderador[26], dado que esta facultad pertenecía al emperador y dejó de existir cuando precisamente uno de ellos, el mariscal Deodoro da Fonseca, derrocó al emperador Pedro II y declaró la República en 1889. Así pues, forzosamente hay que adentrarse en el campo de los conceptos teóricos respecto a los valores constitucionales y democráticos, siendo que estos se abordan en instituciones de enseñanza, lo que quiere decir que la primera reforma en profundidad que debe de ser realizada en este terreno es la de los contenidos impartidos en las Academias Militares, y consecuentemente, el de la cualificación y selección de los profesores que los imparten, siendo este un aspecto que no aparece recogido en el borrador de programa. En segundo lugar, otro asunto igualmente delicado, las funciones de las Fuerzas Armadas deben de ser restructuradas, lo cual ha de hacerse en dos de sus operativos: 1. Por un lado, las fuerzas dedicadas a la defensa del territorio nacional deberán de ser dimensionadas adecuadamente y modernizadas técnicamente, lo que implicará una notable reducción del gasto de personal dedicado a estas tareas (fundamentalmente, la oficialidad que solo realiza mando de tropa). 2. Por otro lado, las Fuerzas Armadas y la Policía Militar, deberán de ser integradas en funciones sociales, contribuyendo así a la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos. Todo ello, constituye el gran objetivo y representa un gran reto de carácter global. Porque, la defensa ecológica de la Amazonia y el Mato Grosso, el cumplimiento de los acuerdos sobre los territorios indígenas y la demarcación de sus tierras, la persecución de la destructiva mineración ilegal y la deforestación originada por el agronegocio desbocado, el control del armamento ilegal que llega a manos de garimpeiros y milicianos (a través de una ley de caza y clubs de tiro aprobada por Bolsonaro, que deberá de ser revisada drásticamente), el combate al narcotráfico y al círculo vicioso miliciano-narcotraficante en las ciudades, será un objetivo completamente imposible sin que previamente sean abordadas estas reformas.

Sirva el último párrafo, como introducción al elemento que se ha dejado para el final, precisamente para resaltarlo, porque afecta no solo a los brasileños, sino a toda la humanidad: el problema medioambiental, dentro del cual, la selva amazónica ocupa lugar prominente. Llama poderosamente la atención que en el borrador de programa este problema no merezca ni tan siquiera un capítulo específico, quedando encajonado en el titulado Desarrollo Económico y Sostenibilidad Socioambiental y Climática (apartados 47 a 96), ocupando solamente unas tristes seis líneas del apartado 93. Su importancia en la lucha contra el cambio climático resulta tan evidente que por nuestra no es necesario utilizar grandes precisiones. Baste señalar que, al ser un vector fundamental en el equilibrio medioambiental del planeta, de continuar su destrucción se puede alcanzar un punto de no retorno provocando el colapso climático. Las estimaciones más prudentes estiman que desde 1970 han sido deforestados unos 700.000 km², principalmente por la expansión de la ganadería (75%), pero también debido al incremento de la producción de soja, la mineración, la tala ilegal, seguido de un largo etc. Por tanto, en la conservación de la Amazonia, forzosamente ha de ser tenida en cuenta su dimensión económica. Al tratarse de un problema global y no solo de los países afectados, su solución, dado el enorme coste económico, también debe de ser global. Por ello, tienen mucho sentido las palabras del Presidente de Colombia en su discurso de investidura (8/8/22) (ampliables a toda la Amazonia): “Podemos convertir a toda la población que hoy habita la Amazonía colombiana en una población cuidadora de la selva. Pero necesitamos los fondos del mundo para hacerlo. Propongo a la humanidad cambiar deuda externa…Disminuyan la deuda externa y gastaremos el excedente para salvar la vida humana…Deuda por acción concreta contra la crisis climática”. Ahora bien, es Brasil a quien corresponde hacer de altavoz para que ese grito que surge en Sudamérica alcance el nivel de dB necesario para ser oído y atendido en todo el mundo, coordinando a los países involucrados, trasladando a nivel internacional sus propuestas concretas y estableciendo en ese ámbito las alianzas necesarias.

Con el último aliento, resulta obligatorio hacerse una pregunta cuya respuesta aparece en un horizonte estratégico muy ambicioso, pero nada utópico y que, por lo tanto, se encuentra mucho más allá de la presente legislatura: ¿no sería necesario incluir dentro del objetivo del nuevo gobierno Lula, comenzar a desarrollar un “amplio programa de acceso a la vivienda” (apartado 30), que contemple la eliminación definitiva de las favelas, donde malviven cerca de 20 millones de brasileños?

A MODO DE COLETILLA: EVITAR METER GOLES EN PROPIA PUERTA

Si se pregunta a los ciudadanos respecto a si los medios de propaganda de una candidatura política han de coincidir en lo fundamental con el programa que ésta presenta, la inmensa mayoría seguro que pondrá cara de sorpresa, porque les parecerá que la pregunta es hasta capciosa; por ello, su respuesta inmediata casi siempre será: “nadie mete goles en su propia puerta”. Pues bien, algunos medios de comunicación del aparato del PT vienen manifestando determinadas divergencias con la estrategia de Lula (pese a los estruendosos silencios reprobatorios de este) que pueden resultar muy peligrosas para el electorado de centroizquierda al que se dirige la campaña.

Las discrepancias vienen dadas porque existe un sector del PT, esperemos que, en vías de extinción política, que aún no ha entendido que la fase imperialista del capitalismo ya no existe, por lo que, en la nueva fase de capitalismo financiero, dominada por el neoliberalismo[27], geopolíticamente multipolar (EE. UU., China-Rusia, Unión Europea, Japón…), entender que todo lo que se opone a EE.UU. y a la OTAN es conveniente para Brasil, es una postura profundamente equivocada, que ha llevado a:

– Valorar como necesaria la invasión de Ucrania por parte de Rusia, alejándose de la posición realmente pacifista de defender que, en esta fase de capitalismo multipolar, ningún problema de fronteras puede ser resuelto mediante agresión militar, por lo que todo infractor debe de ser condenado, y obviando que la concepción del Estado de Bienestar Social y del Estado Democrático de Derecho, que la izquierda transformadora de Brasil trata de construir, es incompatible con dictaduras mafioso-religiosas como la de Putin.

– Optar de manera acrítica por el eje económico-político Chino-Ruso, tomando esta decisión en base a esta misma falsa dicotomía, en lugar de comprender y argumentar didácticamente la propuesta de que lo que le corresponde a Brasil, tal como hemos expuesto, es desarrollar una masa crítica económica en Latinoamérica que le permita moverse más fácilmente entre los diferentes focos económicos neoliberales que presenta la globalización.

– Practicar la exaltación y las consignas ideológicas, estableciendo el valor como virtud necesaria, lo cual corresponde a la actualmente inaplicable estrategia de asalto (…y consiguiente trompazo, hay que decirlo). Este es el apartado en el que queda incluida la propuesta de abrir un Proceso Constituyente. Por el contrario, la estrategia del gradualismo transformador exige exponer pedagógicamente las ideas políticas, basándose en la argumentación pausada, asentada en conceptos, mostrando así que es la templanza la virtud necesaria que beneficie la concurrencia colaborativa.

– Pero el error más grueso, el que puede tener mayor influencia, dado que afecta ¡tanto al electorado de izquierda como al de derecha!, es el que este sector incurre al enfatizar diariamente la posibilidad de golpe militar, coincidiendo en ello con diferentes columnistas neoliberales. En primer lugar, porque, a día de hoy, no existe posibilidad real de golpe militar, dado que: Primero. Actualmente en Brasil no hay una clase dominante que vea peligrar sus beneficios y posición. Segundo. En la cúpula militar no se observa ningún movimiento preparatorio de tal opción. Tercero. En el contexto internacional, la posición del gobierno Biden, muy tenida en cuenta en Brasil por la cúpula militar y el poder económico, es completamente contraria. Cuarto. Porque Bolsonaro no está movilizando a sus bases hacia ningún golpe militar, sino que lo que hace es utilizar una retórica golpista (que evidentemente no es lo mismo, aunque sí muy desestabilizador), y ello con clara intención electoral (aglutinar a los suyos) y poselectoral (su propia defensa, caso más que probable de perder las elecciones). En segundo lugar, porque hinchar este globo es meterse un gol en propia puerta, ya que produce un doble efecto: por un lado, aglutina y anima al sector bolsonarista, y por el otro, desmoviliza el voto de izquierda, cuyo umbral de desilusión es muy bajo, dado que fácilmente llega a la conclusión de que votar no sirve para nada. Por ello, en este caso, las izquierdas deben actuar en positivo y no en negativo, movilizándose, sí, en defensa de la Constitución y del sistema democrático, voto electrónico incluido, pero, sobre todo, resaltando el contenido social que este conjunto representa. De esta manera, la plataforma electoral de centroizquierda podrá ensanchar su espacio político, y al mismo tiempo, conseguirá neutralizar la retórica golpista del bolsonarismo.

 

  1. Como es sabido, Sergio Moro, haciendo un cambalache mafioso con el fiscal Deltan Dallagnol, orquestó la preparación jurídica que permitió el triunfo electoral de Bolsonaro en 2018, al acusar sin pruebas a Lula, encarcelarlo e impedir que se presentara a las elecciones. Finalmente, Moro fue condenado por el STF (Tribunal Supremo Federal de Brasil) por parcial, y también por el Comité de Derechos Humanos de la ONU, el cual, a la parcialidad, añadió el cargo de detención arbitraria.
  2. Por ejemplo, exigiendo que auditen los resultados de las urnas electrónicas, introduciendo previamente la falsa idea de que la votación electrónica puede ser manipulada. Ello le sirve a Bolsonaro para generar desconfianza en el sistema electoral, algo que utilizará si no gana las elecciones.
  3. Véase, por ejemplo: 1. Carlos Tuya, Marx desencadenado. 2. Carlos Tuya, El robot socialista (2019).
  4. Los sistemas sociales poseen la posibilidad de elegir el propio camino evolutivo debido a la capacidad humana de actuar conscientemente. Véase, por ejemplo, Ervin László, La gran bifurcación (1997).
  5. Las relaciones distribuidas de poder no se encuentran solamente en las instituciones, sino que aparecen por todo el conjunto de subsistemas (véase Carlos Tuya, El voto y el algoritmo, 2022). Esta misma línea ha seguido Michel Foucault (1926-1984), para quien el poder es algo múltiple, se encuentra en todas partes y se constituye mediante diversas formas aceptadas de conocimiento, por lo que no puede entenderse como estructurado.
  6. Véase, Carlos Tuya,Democracia Ampliada (2015).
  7. VéasePaulo Ghiraldelli, República Brasileira: de Deodoro a Bolsonaro (2020).
  8. Estas cuatro reformas son, según Paulo Ghiraldelli, A democracia de Bolsonaro (2018-2020) (2021): 1. Reforma de la Seguridad Social. Abandono del principio de solidaridad, sustituido por el régimen de capitalización (la persona cotiza a una cuenta individual y asume los riesgos en solitario). Además, de su presupuesto se retiró dinero para el pago de deuda pública. 2. Reforma laboral. Orientada hacia la precarización del empleo. 3. Reforma tributaria. Reunión de impuestos, lo que dificulta la vida de los Estados. 4. Reforma administrativa. Creación de una carrera para el funcionariado de nulo atractivo, lo que supone el deterioro de la atención pública en hospitales, escuelas, instituciones del Estado…).
  9. Es evidente que,sin normas sociales, no existe la individualidad.
  10. Las milicias están formadas por agentes y exagentes de la policía civil y militar, e incluso por miembros de cuerpos como el de bomberos. Cometen delitos con casi total impunidad (realizan robos, trafican con armas, cobran impuestos a comerciantes y empresas de servicios, gestionan sorteos ilegales como el bicho, etc.). Especialmente grave es el tráfico de armas, espoleado por la legislación de Bolsonaro que permite adquirirlas a través de los clubs de caza y de tiro CACs, acabando en parte en manos de las bandas del narcotráfico (la otra cara de la moneda de las milicias) y de los garimpeiros y milicianos desparramados por la Amazonia, donde son utilizadas en sus crímenes y extorsiones.
  11. La legislación federal determina que,cada petición de impeachment debe ser estudiada por una comisión de la Cámara de Diputados que determinará si debe de continuar su curso o debe ser desestimada. Para no cumplir con este trámite, Artur Lira utiliza una disposición interna de la Cámara de Diputados, que evidentemente es de rango inferior.
  12. La estrategia seguida por Bolsonaro durante la pandemia, fue, según la CPI, la de: rechazo de la mascarilla, rechazo de las vacunas,recomendación de la cloroquina (un medicamento ineficaz contra esa patología), trabas a la compra de vacunas por parte de los Estados, amenazas a los gobernadores de los Estados que decretaban el confinamiento. Ello propició que el número de muertos se elevara hasta los casi los 700 mil, 100 mil por encima de los que se habrían producido de haberse adoptado las medidas propuestas por la comunidad científica.
  13. A Milton Ribeiro le sucedió algo muy llamativo para un pastor, cuando en el mostrador de una línea aérea se le cayó el revólver que portaba.
  14. El 11/3/22 Bolsonaro expuso públicamente la necesidad de explotar las tierras indígenas “en busca de los minerales que permitirían a Brasil reducir la dependencia de los fertilizantes”. Así que lo que consiguió fue incrementar de manera descontrolada el agronegocio y la mineración, lo que supuso el aumento exponencial de la deforestación.
  15. El borrador del programa electoral Lula-Alckmin, aparece firmado por una serie de partidos (PT, PSB, PCdoB, Partido Verde, PSOL, REDE, SOLIRARIDADE). No obstante, su configuración real es la de un movimiento político en torno a la figura de Lula, en el que el espacio de centro queda cubierto por el vicepresidente Alckmin (PSB), un político que participó en el impeachment de Dilma.
  16. Tal parece que quienes manejan el capitalismo financiero en Brasil haber aceptaron egoístamente que lo único importante para ellos era el modelo económico ultraliberal de Paulo Guedes y nunca imaginaron que las consecuencias del modelo político de Bolsonaro pudiera alcanzarles. Sin embargo, con fecha 26/VII/2022, muchos de estos defensores de la concurrencia competitiva, (donde queda incluida la todopoderosa Federación de la Industria del Estado de São Paulo, FIESP y la Federación Brasileña de Bancos, FEBRABAN) se han visto obligados a firmar la Nueva Carta a los Brasileños, en defensa de las instituciones de la República, entendiendo además, que hasta la propia democracia peligra en el futuro.
  17. Véase, por ejemplo, Carlos Tuya, El Robot Socialista (2019).
  18. Paulo Ghiraldelli. Youtube. Capitalismo 4.0. Véase también, Paulo Ghiraldelli, A Democracia de Bolsonaro (2018-2020) (2021).
  19. El concepto de democracia participativa, entendido exactamente igual al presentado como democracia ampliada por Carlos Tuya, constituye un componente fundamental en la estrategia filosófíco-política que Paulo Ghiraldelli denomina izquierda reflexiva.
  20. Por ejemplo, en la actual fase de la Revolución Digital, el control democrático de los algoritmos que utiliza la empresa pasa a ser fundamental.
  21. Véase, Carlos Tuya,Democracia Ampliada (2015).
  22. Entropía. Grado de desorden de un sistema.
  23. Sujeto social. Conjunto de clases sociales, grupos, instituciones…destinado a realizar la transformación gradual del sistema socioeconómico capitalista.
  24. Respecto a la importancia del sistema de relaciones político-económicas con el exterior, conviene recordar lo sucedido con Fernando Henrique Cardoso. Como ministro de economía, desarrolló el Plano Real (1994) que acabó con la elevadísima inflación que venía padeciendo Brasil durante los 20 años anteriores. Ahora bien, no se puede olvidar que dicha estrategia era estrictamente neoliberal: cambio fluctuante con el dólar, meta de inflación y meta fiscal (techo de gastos). Una vez fue presidente, se ocupó fundamentalmente en controlar la inflación, para lo que abrió el país al capital financiero, el cual atendiendo a su lógica de dinero genera dinero, optó por obtener plusvalía importando indiscriminadamente productos más baratos del exterior, lo que arrasó la industria brasileña. De esta manera, FHC, se inclinó (bien haya sido por oportunismo o por incapacidad) por una forma completamente entreguista de integración de Brasil en la economía globalizada, enterrando con ello su propia teoría del desarrollo dependiente, la cual contemplaba la necesidad de que existiera un “complemento dinámico exterior”. El funeral de su desprestigio intelectual ya lo había oficiado él mismo en 1993, cuando en una comida con empresarios, se cuenta que afirmó: “Olvídense ustedes de todo cuanto he escrito hasta este momento”.
  25. La evolución desde la CECA hasta la actual Unión Europea puede ser un elemento a tener en cuenta.
  26. Una parte de la cúpula militar, todavía nostálgica del golpe de 1964, todavía añade la capacidad de control moral del sistema político, negando de hecho que están sometidos al poder civil, lo que les conduce inevitablemente a la creencia de que es parte de su deber utilizar la fuerza cuando lo crean moralmente necesario.
  27. El capitalismo financiero (y la globalización), en la actualidad hegemonizado por el neoliberalismo, ha configurado un mundo de alianzas cruzadas donde la interdependencia no se basa tanto en el poder militar (en el que se asentaba el capitalismo en la fase imperialista) como en el control y dominio de las cadenas de valor (en sentido amplio: recursos financieros, materias primas, componentes esenciales como chips, fuentes de energía, trasporte y almacenamiento…).

Pin It on Pinterest

Share this
X