Ana Gutiérrez Dewar es la responsable de comunicación de la Plataforma Retorna. Consultora en Prevención de Residuos, Residuo Cero y Economía Circular.
Cada vez que salimos de casa, nos encontramos latas, botellas y todo tipo de envases tirados por calles, plazas, campos o playas. No es, desgraciadamente, nada extraordinario. Sólo uno de cada tres envases se reutiliza o recicla, el resto se abandona, se quema o se entierra. Y en otros flujos como textiles, residuos de construcción o aparatos eléctricos y electrónicos no andamos mejor.
En 2020, en España deberíamos haber reutilizado o reciclado la mitad de los residuos municipales que producimos, según dicta nuestra normativa (Ley 22/2011 de residuos). Sin embargo, nos quedamos lejos: estamos estancados en torno al 35% desde el año 2017 y en 2021 será similar si seguimos como hasta ahora, haciendo más de lo mismo.
Denuncia al estado español por incumplimiento
Vista la situación, en febrero de este año, 16 entidades ecologistas y sociales, incluyendo las que forman la Alianza Residuo Cero (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Retorna, Rezero y Surfrider Foundation) se pusieron de acuerdo para denunciar al Estado español ante la Comisión Europea, alegando un incontestable incumplimiento de la normativa comunitaria en materia de gestión de residuos.
La denuncia, que ha sido admitida por la Comisión Europea, se refiere al objetivo antes citado de reutilizar o reciclar el 50% de los residuos en 2020 y exige a la Vicepresidenta y Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, un cambio de rumbo legislativo. “Necesitamos un giro de 180 grados transponiendo las nuevas directivas de residuos a través de una nueva Ley de Residuos participativa y ambiciosa, con herramientas que aseguren el cumplimiento de los nuevos objetivos de reutilización y reciclaje”, pidieron los denunciantes. Entre ellas, se reclama la obligatoriedad de poner en marcha un sistema de depósito para evitar que millones de latas y botellas acaben abandonados cada día y para facilitar la vuelta de la reutilización.
La respuesta en algunos medios de comunicación de parte del Ministerio ha sido de tibieza, echando balones fuera. Pero la responsabilidad es de quien legisla y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tenía en sus manos aprobar una Ley que, de una vez por todas, definiese las medidas y los medios para conseguir los objetivos de las directivas del Paquete de Economía Circular. Porque de no hacerlo será responsable de que España esté cada vez más lejos de conseguir el objetivo de reutilizar o reciclar el 65% en 2030. España no puede seguir en el furgón de cola de la prevención, reutilización y el reciclado en Europa.
Una oportunidad de cambio
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) se encuentra en la última fase de la revisión de la citada Ley de Residuos, que debe transponer las directivas del Paquete de Economía Circular, prevista para mediados del año pasado, y de la Directiva de Plásticos de un Solo Uso. Este texto es la oportunidad de este Gobierno para incorporar medidas disruptivas que aceleren el cambio, ya que no solo debe recuperarse el tiempo perdido, sino cumplir los nuevos objetivos que marca la UE, o incluso adelantarse como ya hizo Baleares en su Ley de Residuos y Suelos Contaminados de 2019.
Sin embargo, el Anteproyecto de Ley que se presentó en el Consejo de Estado a principios de marzo no da gran razón de optimismo. Las principales demandas de la Alianza Residuo Cero no han sido incluidas; no se incluyen objetivos ambiciosos ni medidas claras que reviertan esta situación y nos encaminen hacia la prevención y la reutilización. Medidas como la aplicación de la responsabilidad ampliada del productor en todo su significado y la implantación decidida del sistema de depósito tampoco parece que entren en los planes del Ministerio. Aunque sí da pasos en la dirección solicitada, como la obligatoriedad de un censo de instalaciones con amianto y un canon armonizado al vertido, es necesaria mucha más ambición.
Frenos a las soluciones por parte de la industria
Cada día leemos noticias e informes sobre el futuro desolador que se nos viene encima si seguimos extrayendo, produciendo, consumiendo y eliminando de la forma actual.
En este sentido, llama la atención que un gobierno auto declarado verde no ponga todas las medidas disponibles para avanzar hacia el camino marcado por la UE y frenar la crisis anunciada. Sólo puede entenderse analizando la presión de determinados sectores industriales en contra del cambio. Podemos destacar dos estudios recientes que ponen de manifiesto las tácticas que lleva usando durante décadas la industria implicada para detener la legislación necesaria para afrontar esta crisis.
En primer lugar, las entidades Amigas de la Tierra y Justicia Alimentaria presentaron hace algunas semanas un estudio sobre el plástico en la cadena de alimentación y sus efectos en nuestra salud y en la del planeta, y las conclusiones son aterradoras. Plastivoros, la verdad sobre el ingrediente más tóxico de nuestra alimentación analiza la cadena del plástico, desde la extracción del petróleo hasta su presencia masiva en el sector de la alimentación y su penetración en toda la cadena trófica, incluyendo nuestro propio organismo.
El informe pone de manifiesto las presiones de la industria de la alimentación y del plástico/petróleo en contra de las soluciones a este gran reto, a través de distintas estrategias. El bloqueo, la manipulación, la distorsión, cualquier artificio para retrasar o anular la puesta en marcha de soluciones.
Por otro lado, Talking Trash, hablando basura es un informe de la Fundación Changing Markets, presentado a finales de 2020, que ahonda en las tácticas de la industria frente a la crisis de la contaminación por plástico desde una visión más internacional. Se basa en estudios e investigaciones realizados en los cinco continentes, en más de 15 países incluyendo España. El informe revela cómo, detrás de iniciativas y compromisos aparentemente ambiciosos, durante décadas la industria ha obstruido y frenado soluciones legislativas de forma enormemente eficaz.
En el caso español, el informe presentado en marzo se titula Más residuos, más beneficios: quién sale ganando con la crisis del plástico en España se centra en cómo Ecoembes, Ecovidrio y gran parte de las asociaciones empresariales y marcas que lo forman han actuado para “demorar, distraer y descarrilar” la puesta en marcha de medidas de probado éxito para reducir el abandono de residuos y fomentar la reutilización, como los sistemas de depósito, evolución y retorno.
Los sistemas de depósito, vectores de cambio y elemento disruptivo
En efecto, si en energía hablamos de autoconsumo como “low hanging fruit” o medida sencilla que genera un cambio significativo, en residuos podemos hablar de los sistemas de depósito, devolución y retorno como vector de cambio. Es lo que antes, hasta los años 90, hacíamos con toda naturalidad, devolver el casco en la tienda para que la botella se reutilizase. Es también, en su versión actualizada, lo que hacen en más de 40 países y regiones del mundo, como Alemania, Dinamarca o Lituania, y próximamente nuestro vecino Portugal.
En España, cada día se venden aproximadamente 50 millones de bebidas, y se abandonan 30 millones de latas y botellas vacías. Y cada día, estos 30 millones acaban en el mar, ríos, montes o incinerados y en vertederos de nuestros pueblos y ciudades. Sencillamente aplicando un pequeño depósito a cada bebida, que se devuelve cuando se retorna la botella o la lata, podríamos alcanzar ratios de reciclaje del 98% y recuperar ese estupendo hábito que es usar botellas reutilizables, como tradicionalmente se hace en Asturias con la sidra. Su implantación significa, asimismo, tomar decisiones en línea con los países más avanzados ambientalmente de Europa.
Teresa Ribera está sufriendo la presión de la industria que aún se oponen al cambio, pero si realmente su ministerio se merece el nombre de Transición Ecológica no cederá y en última instancia legislará por el bien común.